Ahora, a esa lista se aúna también Taika Waititi, el director de JoJo Rabbitt, que dirigirá no una sino más bien dos producciones fundamentadas en Charlie y la factoría de chocolate para Netflix. La interfaz y la fundación de Dahl llegaron a un macroacuerdo del que aún no se sabe mucho pero que probablemente implique rodar actualizaciones nuevas de casi todos los títulos de Dahl, incluyendo Matilda, Los necios y El enorme enorme bonachón. Charlie y la fábrica de chocolate es una historia de Roald Dahl, el enorme autor de literatura infantil. No obstante, esa polémica es ya cuestión de adultos y aquí nos importa la literatura infantil y las lecciones que quiere ofrecer. Puesto que todo el libro de Dahl expone cuestiones sobre la educación y el buen accionar de los jóvenes, algo que puede conllevar recompensas muy positivas. Como le pasa a Charlie Bucket al final de la novela, pero eso no lo vamos a desvelar aquí.
Fantástica fábula con deliciosos individuos y un mensaje rompedor para la temporada. Si bien va destinado a un público infantil, pienso que la moraleja no caduca y siempre y en todo momento es requisito releerlo. En definitiva, un enorme libro infantil que se puede disfrutar a cualquier edad. Me chifla la fantasía inventada que describe y en ciertos parágrafos se me hace la boca agua imaginándome que como chocolate jaja.
María Senovilla: \’es Tal Y Como Si La Guerra De Ucrania Ya No Tenga Existencia\’
Charlie tiene la fortuna de hallar uno y, a partir de ese momento, su vida cambiará para siempre. El señor Wonka, dueño de la magnífica fábrica de chocolate, ha escondido cinco billetes de oro en sus chocolatinas. Quienes los hallen serán los elegidos para visitar la fábrica. Charlie tiene la fortuna de encontrar uno de esos billetes y, desde ese momento, su vida cambiará para siempre. Raramente, Roald Dahl compaginó la escritura de libros infantiles como este, con otros dirigidos a un público adulto. Y en ese segundo género de textos, opta por los cuentos de terror, salpimentados con algo de humor, sobre todo un humor negro y macabro.
“Sus libros para adultos son expepcionales, y con ellos alcanzó un codiciado título, el de campeón del humor macabro. Me pareció mucho más que pertinente publicarlo en Claves de acceso, nuestra colección forajida, en compañía de Charles Bukowski, Hunter S. Thompson, Douglas Adams, Groucho Marx y otros”, enseña. Miguel López, creador infantil de éxitos recientes como Feliz feroz o Rapunzel con piojos, es asimismo profesor de Primaria en un colegio de A Coruña y cree que la multitud que opina que Roald Dahl es demasiado para los niños es pues no los conoce. A los niños les maravillan las mismas cosas que al resto de seres humanos.
Somos Muchos Más Que Ferreras Y Compañía
En La maravillosa medicina de Jorge se cuela aun una abuela maligna. “El personaje más entrañable de los cuentos convertido en una genuina villana que provoca que empaticemos con su nieto en su pelea por envenenarla”. Una manera de ver el planeta que Hollywood y Broadway no siempre han sabido entender. El popular autor de Charlie y la factoría de chocolate trabajó para la Sabiduría Británica. Un cuento capaz para pequeños y mayores con mucha dosis de fantasía y que transmite valores esenciales para todas y cada una de las edades.
Roald Dahl nació en 1916 en un pueblecito de Gales (Enorme Bretaña) llamado Llandaff en el seno de una familia acomodada de origen noruego. A los cuatro años pierde a su padre y a los siete entra por primera vez en contacto con el recio sistema educativo británico que deja reflejado en algunos de sus libros, por poner un ejemplo, en Matilda y en Boy. Terminado el Bachillerato y en oposición a las recomendaciones de su madre para que cursara estudios universitarios, comienza a trabajar en la compañía internacional petrolífera Shell, en África. Tras un entrenamiento de ocho meses, se transforma en piloto de aviación en la Royal Air Force; fue derribado en combate y debió pasar seis meses hospitalizado. Después fue designado a Londres y en Washington comenzó a escribir sus aventuras de guerra.
“Me parece admisible e inclusive legal la existencia de los pequeños, pero casi no están contemplados en nuestras ideas editoriales”, tira de ironía el editor y fundador de Anagrama Jorge Herralde. Su sello publica desde mediados de los 80 al otro Dahl, el de los cuentos para adultos, recogidos en El gran cambiazo, Mi tío Oswald y Relatos de lo inesperado, entre otros. Han desarrollado un reto lector consistente en acabar durante este año los trece títulos infantiles de Dahl. El desafío se impulsará desde las librerías El Dragón Lector y en las redes de varias mamás influencers. En su obra abundan los progenitores fallecidos o ausentes, como en varios cuentos clásicos de Esopo, Perrault y los Hermanos Grimm –para que el protagonista niño sea libre de tomar sus decisiones, apunta West–, cuando no de forma directa atroces, como los de Matilda.
Destacable también la inventiva del autor a la hora de sorprendernos con nuevas golosinas, como una vaca que genera chocolate con leche o helados que nunca se derriten. Además de esto, entre sorpresa y sorpresa, tiene dentro mensajes moralizadores. Esta historia muestra cómo a veces una decisión puede transformar radicalmente una vida… En este maravilloso relato, Roald Dahl realiza una de sus mejores críticas sobre el comportamiento humano.
Pero si todavía alguien tiene alguna duda sobre si Dahl era o no una persona racista, su viuda, Liccy Dahl, salió hace un tiempo a su defensa en el software Today de la BBC Radio, en el que aseguró que el primer Charlie que su marido escribió “era un crío pequeño y negro”. El biógrafo del escritor también certifica este dato y confirmó que el cambio a un personaje blanco fue impulsado por el agente del escritor, que creyó que un Charlie negro no atraería a los lectores. “Puedo decirte que fue su agente quien, ahora en la primera edición del libro, pensó que era una mala idea tener a un héroe negro. Ella dijo que la multitud no pararía de preguntarse por qué razón”, aseguró en exactamente el mismo programa. A Dahl, autor de obras como \’James y el melocotón enorme\’ o \’Las brujas\’, le agradaba exhibir a las mujeres a las que había conquistado, según cuenta Antoinette Marsh, hija del magnate de la prensa y amigo del futuro escritor. Y uno de los pequeños premiados será Charlie Bucket, un muchacho de una familia pobre cuya máxima ilusión es en entrar a la factoría, aunque su familia prácticamente no cuenta con recursos ni para comprar una de esas chocolatinas.
Roald Dahl, famoso autor de libros infantiles como \’Charlie y la factoría de chocolate\’, fue a lo largo de la Segunda Guerra Mundial un agente secreto con colosal poder de seducción sobre las ricas estadounidenses. Me ha semejado una lectura divertida, fría y entrañable, con ese punto de fantasía, mordacidad y disparate tan personal de su autor y que le se utiliza para criticar todo aquello que no le gusta (como los pequeños mimados y ególatras, los progenitores que los consienten o el poder idiotizador de la televisión). En este sentido encuentro, además, que novela ha resistido realmente bien el paso del tiempo, ya que más allá de que fue redactada hace mucho más de cincuenta años, muestra inconvenientes de la máxima actualidad.
Algo que siempre y en todo momento le da un toque de lo mucho más encantador a sus proyectos, muy próximo para los lectores jóvenes y asimismo atrayente para los mayores, que así se les invita a rememorar las experiencias de su niñez. Lo que asimismo hacía Dahl al escribir sus textos, en tanto que por ejemplo la factoría de chocolate de este libro puede estar inspirada en otra que había junto al pueblo galés donde pasó unos años aprendiendo. Con su 1,95 de estatura y su porte desgarbado, Roald Dahl tenía, seguro, algo de enorme, pero las semejanzas con uno de sus individuos mucho más conocidos, el gran enorme bonachón, acaban aquí.
Charlie Y La Fábrica De Chocolate
Un libro inocente en fachada pero que en realidad es una ácida crítica a los puntos que el autor odiaba de la sociedad . También consigue una hermosísima historia sobre un niño pobre que cumple sus sueños. Nunca lo había leído ni visto la película así que tenía ganas de leerlo y me ha dado gusto bastante. Si bien esté catalogado como infantil los mayores también la tienen la posibilidad de disfrutar , además de esto se lee muy rápido y es muy entretenido. Un cuento moderno que deberían leer todas y cada una las personas mayores de 12 años. Me resultó de lo más imaginativo, con ese río de chocolate que surca la fábrica entre vales de césped azucarado (despiadado esta imagen como símbolo del poder del dulce en este entorno mágico).
El Creador De \’charlie Y La Factoría De Chocolate\’ Fue Un Espía Seductor
En este sentido, Marta Combarros, de la editorial Alfaguara, el sello que publica desde siempre los títulos infantiles del autor en España, advierte que un fallo común que cometen los padres deseoso por iniciar a sus hijos en la obra de Dahl es comenzar por las obras más conocidas. Por eso desde la editorial enfrentan este aniversario con la intención de impulsar volúmenes menos populares y que tienen la posibilidad de ser mucho más asequibles para primeros lectores desde los siete años, como Qué asco de bichos o La jirafa, el pelicano y el mono. Pero frente al fenómeno cinematográfico y de ventas que piensa el británico, para la mayor parte de su público, de entre siete y 12 años, Roald Dahl es solo el nombre que hace aparición en las cubiertas de sus libros favoritos. Según Mark I. West, emérito de la Facultad de Carolina del Norte y uno de los académicos que mucho más escribió sobre Dahl, cuánto más lejos queda la vida del creador, más se destaca la relevancia de su obra. “Dahl reconocía que muchos pequeños tienen un interés natural en temas que los mayores piensan tabú”, apunta West, que conoció al propio Dahl y sostuvo largas diálogos con él sobre su obra.